Desde el inicio de la actividad profesional y a lo largo de nuestro desarrollo como tales, existen tres instituciones que nos nuclean, nos acompañan, nos amparan, nos limitan, nos contienen y nos marcan el camino a seguir. Ellas son: el Colegio de Abogados de cada circunscripción, el Tribunal de Disciplina de Abogados de la Provincia de Córdoba, y la Caja de Previsión y Seguridad Social de Abogados y Procuradores de la Provincia de Córdoba.
Desde el punto de vista de la protección, la Caja vela por nuestra seguridad y nos brinda cobertura económica ante las distintas contingencias y vicisitudes que pueden devenir en el inicio, desarrollo y final de la vida profesional.
A oídos de cualquier profesional menor de 50 años, suena extraño decir que cumplir con las obligaciones que surgen con la institución es de utilidad para sí y para su familia. Al contrario, la mayoría de los afiliados jóvenes sostenemos que la hora del beneficio no va a llegar nunca. Es decir, con 25, 34 o 41 años, la idea de cumplir 65 años de edad y 30 de aportes se nos presenta como lejana. Sin embargo, es de vital importancia comprender que esta institución nos toma de la mano al momento de afiliarnos y jamás nos va a soltar, puesto que nos acompañará desde el inicio hasta el cese de la actividad profesional e incluso post mortem, (por ejemplo, el beneficio jubilatorio puede transformarse en una pensión en caso de fallecimiento).
Cuando hablamos de la Caja es importante tener presente que no se trata de es algo imaginario, externo a nosotros y que sólo tiene una sede física en algún lugar, sino que es una entidad con marco legal propio, y que está conformada por nuestros pares y por nosotros mismos. Todo profesional en el ejercicio libre de la profesión forma parte. La institución es de los abogados y procuradores, no es de terceros ajenos a la actividad profesional.
Uno de los objetivos de la Ley Nº 6468 (T.O. ley 8404) fue lograr que cada uno de los afiliados se integre y sea un eslabón mas de esa institución, comprendiendo que la unión profesional fortifica la actividad.
Decimos que nuestro sistema es solidario porque cada uno de los afiliados aporta para su propio beneficio y para el de sus pares. El aporte ingresa a la institución desde el afiliado, para con posterioridad salir de la misma y regresar a éste en forma de beneficios. Además del haber jubilatorio, y acorde al sistema de previsión y de seguridad social, la Caja brinda cobertura ante distintas situaciones, como por ejemplo subsidios por matrimonio, nacimiento, préstamos personales e hipotecarios, jubilaciones extraordinarias por incapacidad.
Por estos motivos, el espacio de trabajo de los afiliados que dan sus primeros pasos en la profesión debe tener como meta el cuidado y la protección de la institución, por la única razón de que esta les pertenece, les es propia.
Por: Pablo Musso